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Por Vladislav B. SOTIROVIC – En la historia del mundo, hay muchos personajes que se merecen el título de “Carnicero”, pero sólo hay dos personas a las que los historiadores occidentales, periodistas o analistas políticos le han pegado esa etiqueta como la marca oficial de su participación en la historia mundial – el General Ratko Mladic (el “Carnicero de Bosnia”) y Slobodan Milosevic (el “Carnicero de los Balcanes”). En los siguientes párrafos van a ser añadidos más candidatos al título de “Carnicero” como una pequeña contribución a la adecuada interpretación y comprensión de la historia mundial.
Los Tres Hombres De La Estocada
Este año se cumple el 73º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial – la más sangrienta y horrible de las guerras de las que se pelearon en la historia de la humanidad. La guerra que provocó la creación de la ONU en 1945 con el fin de proteger al mundo de eventos similares en el futuro – una organización de política de seguridad pan-global cuya primera emisión de un acto jurídico fue la Carta de la ONU, que inspiró la definición de genocidio en los Convenios de Ginebra de 1948.
Los Juicios de Nüremberg y Tokio se realizaron como “La Última de las Batallas por la Justicia”, el primero de los juicios mundiales a los criminales de guerra y asesinos en masa, incluyendo a la más alta jerarquía de gobernantes y de políticos. Sin embargo, 73 años después de terminada la Segunda Guerra Mundial, la crucial cuestión moral todavía necesita una respuesta satisfactoria: ¿Fueron juzgados todos los criminales de guerra de la Segunda Guerra Mundial en los juicios de Nüremberg y Tokio? ¿O al menos aquellos que no escaparon de la vida pública después de la guerra? Aquí, vamos a presentar sólo uno de los casos de la Segunda Guerra Mundial, que tiene que ser caracterizado como genocidio, realizado por los personajes directamente responsables de ese crimen: La Masacre de Dresde de 1945.
El bombardeo de Dresde de 1945 fue sin duda uno de los más destructivos bombardeos realizados durante la Segunda Guerra Mundial y en la historia mundial de destrucciones militares masivas y de crímenes de guerra contra la humanidad.[1] El principal y más destructivo ataque aéreo ocurrió durante la noche del 13 al 14 de febrero, realizado por el Comando de Bombardeo Británico, cuando 805 bombarderos atacaron la ciudad de Dresde, que hasta ese momento estaba protegida de ataques similares, principalmente por dos razones:
1. La ciudad era de una extrema importancia histórica y cultural pan-Europea siendo uno de los más bellos “museos al aire libre” de Europa y, probablemente, la ciudad con el más bello abolengo arquitectónico barroco del mundo.[2]
2. La total carencia de importancia geoestratégica, económica y militar.
El principal ataque aéreo nocturno fue seguido por tres otras incursiones similares a plena luz del día, pero entonces por la 8ª Fuerza Aérea de Estados Unidos. El Supremo Comandante de los Aliados (de hecho, del Reino Unido-Estados Unidos), el General de Cinco Estrellas Dwight D. Eisenhower (1890-1969) estaba ansioso por enlazar a las fuerzas Aliadas, con las avanzadas del Ejército Rojo Soviético en el Sur de Alemania. Por esa razón, de repente, Dresde pasó a ser tomada en cuenta como un punto de gran importancia estratégica, como un centro de comunicación, al menos a los ojos de Eisenhower. Sin embargo, hasta ese momento se sabía que Dresde era una ciudad que estaba abarrotada con más de 500.000 refugiados alemanes del este. Para la sede del Comando Supremo del Reino Unido-Estados Unidos, estaba claro que cualquier bombardeo aéreo masivo de la ciudad tendría un costo de muchas vidas civiles y causaría una catástrofe humana incalculable. Esto no recaía solamente en la conciencia de Eisenhower para decidir o no el lanzamiento masivo de los ataques aéreos sobre Dresde, porque no debemos olvidar que Eisenhower era sólo un comandante militar (en griego un strateg), pero no un político. Sin duda, la cuestión de Dresde en enero-febrero de 1945, era de naturaleza humana y política y no sólo militar. Por lo tanto, junto con el Supremo Comandante en Jefe de las Fuerzas Aliadas la responsabilidad moral humana y directa sobre la masacre de Dresde recayó en el Primer Ministro Británico Winston Churchill (1874-1965) y también en el Presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt (1882-1945).
Estos tres hombres, sin embargo, finalmente acordaron que, inevitablemente un muy alto número de víctimas en Dresde sería la consecuencia del ataque, sin embargo, ayudaría a acortar la guerra, lo que desde un punto de vista técnico era cierto. Durante una noche y un día de incursión aérea quedaron más de 30.000 edificios destruidos y el número de los que murieron en los bombardeos y el consiguiente incendio siguen siendo objeto de controversia entre los historiadores, con estimaciones que llegan a las 140.000 víctimas. Aquí hay que tener en cuenta que si la alta estimación del número de muertos es cierta, esto significa que durante la Masacre de Dresde de 1945 murieron más personas que en Hiroshima en agosto de 1945 (alrededor de 100.000 que era un tercio del total de la población existente en Hiroshima, antes del bombardeo).
“El Bombardero Harris” y “El Atómico Harry”
Una persona con responsabilidad directa por la transformación de Dresde en crematorio al aire libre, ya que la ciudad fue bombardeada con prohibidas bombas incendiarias de destrucción masiva (Saddam Hussein fue atacado en el 2003 por la alianza de la OTAN, por el alegado, luego demostrado falso supuesto de poseer exactamente ese tipo de armas – Armas de Destrucción Masiva), fue el “Bombardero Harris” – un alto jefe de la Real Fuerza Aérea durante la incursión en Dresde. El “Bombardero Harris”, fue de hecho Arthur Travers Harris (1892-1984), Jefe del Comando de Bombardeo británico en 1942-1945.
Harris nació en Cheltenham, se unió al Real Cuerpo Aéreo Británico en 1915, combatiendo antes como soldado en el Suroeste de África. Se convirtió en Comandante del Quinto Grupo desde 1939 hasta 1942 cuando fue nombrado Comandante de Grupo de Bombardeo (Comando de Bombardeo).
El punto es que fue exactamente Arthur Travers Harris quien obstinadamente solicitó y defendió el bombardeo masivo de área sobre Alemania, bajo la idea de que esa práctica llevaría a la destrucción total de Alemania (incluyendo asentamientos civiles) lo que finalmente forzaría a Alemania a rendirse sin la participación de las fuerzas Aliadas en una ofensiva de invasión terrestre. El punto crucial es que esa estrategia del “Bombardero Harry” recibió el apoyo total del Primer Ministro Británico Winston Churchill, quien, por lo tanto, se convirtió en el político que bendijo y legitimó las masacres aéreas masivas en la forma jurídica de genocidio, como fue descrito en la post-Segunda Guerra Mundial, en la Carta de la ONU y en otros documentos internacionales de protección de los derechos humanos (por ejemplo, los Convenios de Ginebra de 1949). Sin embargo ellos, el “Bombardero Harry”, Dwight Eisenhower, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill, transformaron el bombardeo selectivo de objetivos específicos con valor militar como los sistemas de transporte, zonas industriales o refinerías de petróleo, en ataques aéreos masivos de destrucción de la totalidad de los asentamientos urbanos transformándolos en crematorios al aire libre, como fue hecho por primera vez en la historia en Dresde, una ciudad con un extraordinario patrimonio histórico (hoy la Dresde de la pre-guerra estaría en la lista de la UNESCO de los lugares protegidos como patrimonio mundial), pero que fue destruida en una sola noche y un día en 1945.[3]
La exitosa práctica de este tipo de operación fue muy pronto seguida por las demás fuerzas Aliadas, repetida en otras ciudades alemanas,[4] como Würtzburg – una ciudad medieval de apretadas viviendas, que explotó en una tormenta de fuego en Marzo de 1945, en una noche en que se destruyó el 90% de la ciudad, que no tenía la más absoluta importancia estratégica.[5] Sin embargo, el bombardeo estratégico de asentamientos urbanos en la Segunda Guerra Mundial llegó a su pico máximo con la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, en virtud de la orden emitida por el Presidente demócrata de Estados Unidos Harry S. Truman – el “Atómico Harry” (1884-1972) que autorizó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre estas dos ciudades japonesas con el fin de poner fin a la guerra contra Japón, sin más pérdidas para los Estados Unidos de tropas militares, exigiendo la rendición incondicional de Japón.[6]
“La Última Batalla Por La Justicia” Y “Los Carniceros De Dresde”
Sin duda, uno de los resultados más evidentes de la Segunda Guerra Mundial fue “su incomparable capacidad de destrucción”. Fue más visible en las devastadas ciudades de Alemania y Japón, donde los bombardeos aéreos masivos, una de las principales innovaciones de la Segunda Guerra Mundial, resultaron ser mucho más costosos en vidas y en viviendas de lo que fue el bombardeo de las ciudades españolas en la guerra civil española”.[7] Por esa y otras razones, creemos que muchos de los jerarcas militares y civiles Aliados que tomaron las decisiones en la Segunda Guerra Mundial debieron enfrentarse a la justicia en Nüremberg y Tokio junto con Hitler, Eichmann, Pavelic y muchos otros. Sin embargo, es la vieja verdad de que los ganadores son quienes escriben y reescriben la historia. Por lo tanto, en lugar de ver a Dwight Eisenhower, Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt (FDR), Harry Truman o Arthur Travers Harris en las cortes de los juicios de Nüremberg y Tokio como acusados con cargos por crímenes contra la humanidad y genocidio, como fueron los alemanes Nazis acusados, que incluyeron a funcionarios del NSDAP y oficiales militares de alto rango junto con industriales alemanes, representantes de la ley y de médicos, nosotros estamos incluso después de 73 años de terminada la Segunda Guerra Mundial, leyendo y aprendiendo las lavadas y adornadas biografías de los criminales de guerra que destruyeron Dresde, Hiroshima o Nagasaki como grandes héroes nacionales, los luchadores por la libertad y los protectores de la democracia.[8] Por ejemplo, en cualquier biografía oficial de Winston Churchill no está escrito que él fue el responsable de la limpieza étnica de los civiles alemanes en 1945, pero sabemos que el Primer Ministro británico claramente les prometió a los polacos que les entregarían los territorios de los alemanes después de realizar en ellos una limpieza étnica.[9]
Si el Juicio de Nüremberg, de 1945 a 1949 fue “La Última Batalla por la Justicia”,[10] entonces fue incompleto. Por otra parte, a dos de las más ardientes asesinos de Dresde – Churchill y Eisenhower, les fueron otorgados después de la guerra el cargo de primer ministro por segunda vez y de presidente por dos términos, respectivamente, en sus países.
Han habido muchos carniceros (occidentales) en la historia del mundo, pero sólo los peces pequeños (de los Balcanes) han recibido oficialmente esos apelativos.
Notas:
[1] Sobre este asunto ver más en [L. B. Kennett, A History of Strategic Bombing: From the First Hot-AirBaloons to Hiroshima and Nagasaki, Scribner, 1982].
[2] Sobre la historia de Dresde y su arquitectura, ver [W. Hädecke, Dresden: Eine Geschichte von Glanz, Katastrophe und Aufbruch, Carl Hanser Verlag, München-Vien, 2006; J. Vetter (ed.), Beautiful Dresden, Ljubljana: MKT Print, 2007].
[3] Sobre el caso del bombardeo incendiario de Dresde, ver más en [P. Addison, J. A. Crang (eds.), Firestorm. The Bombing of Dresden, 1945, Ivan R. Dee, 2006; M. D. Bruhl, Firestorm: Allied Airpower and the Destruction of Dresden, New York: Random House, 2006; D. Irving, Apocalypse 1945: The Destruction of Dresden, Focal Point Publications, 2007; F. Taylor, Dresden. Tuesday, February 13, 1945, HarpenCollins e-books, 2009; Charler River Editors, The Firebombing of Dresden: The History and Legacy of the Allies’ Most Controversial Attack on Germany, CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014].
[4] Sobre este asunto, ver más en [J. Friedrich, The Bombing of Germany 1940-1945, New York: Columbia University Press, 2006; R. S. Hansen, Fire and Fury: The Allied Bombing of Germany, 1942-1945, New York: Penguin Group/New American Library, 2009].
[5] Sobre el caso de Würtzburg, ver [H. Knell, To Destroy a City: Strategic Bombing and its Human Consequences in World War II, Cambridge, MA: Da Capo Press/Pireus Books Group, 2003].
[6] Sobrte este caso, ver más en [C. C. Crane, Bombs, Cities, & Civilians: American Airpower Strategy in World War II, Lawrence, Kansas: University Press of Kansas, 1993; A. C. Grayling, Among the Dead Cities: The History and Moral Legacy of the WWII Bombing of Civilians in Germany and Japan, New York: Walker & Company, 2007].
[7] J. M. Roberts, The New Penguin History of the World, Fourth Edition, London: Allien Lane an imprint of the Penguin Press, 2002, p. 965.
[8] Ver, por ejemplo [R. Dallek, Harry S. Truman, New York: Henry Holt and Company, LLC, 2008; J. E. Smith, FDR, New York: Random House, 2008; S. E. Ambrose, The Supreme Commander: The War Years of Dwight D. Eisenhover, New York: Anchor Books A Division of Random House, Inc., 2012; A. D. Donald, Citizen Soldier: A Life of Harry S. Truman, New York: Basic Books, 2012; W. Manchester, P. Reid, The Last Lion: Winston Spencer Churchill: Defender of the Realm, 1940-1965, New York: Penguin Random House Company, 2013; B. Johnson, The Churchil Factor: How One Man Made History, London: Hodder & Stoughton Ltd, 2014; B. Harper, Roosevelt, New York City, Inc., 2014; P. Johnson, Eisenhower: A Life, New York: Viking/Penguin Group, 2014].
[9] T. Snyder, Kruvinos Žemes. Europa tarp Hitlerio ir Stalino, Vilnius: Tyto alba, 2011, p. 348 (original title: T. Snyder, Bloodlands. Europe Between Hitler and Stalin, New York: Basic Books, 2010).
[10] D. Irving, Nuremberg: The Last Battle, World War II Books, 1996.
Oriental Review: Who are the “Butchers of Dresden”
21 febrero 2018
Fuente: Blog de Exordio
www.global-politics.eu/sotirovic
sotirovic@global-politics.eu
© Vladislav B. Sotirović 2018
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